Regla de oro o ley de oro son denominaciones para un principio moral general que puede expresarse: trata a los demás como querrías que te trataran a ti (en su forma positiva) o no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti (en su forma negativa, en esta forma también conocida como regla de plata). Se encuentra bajo distintas formulaciones en prácticamente todas las culturas, religiones o filosofías, como una regla fundamental (la referencia al oro se hizo por su consideración como el más precioso de los elementos). Su universalidad sugiere que puede estar relacionada con aspectos innatos de la naturaleza humana. Quien la aplique tratará con consideración a todos los seres humanos, y no solo a miembros de su grupo. Se considera a la regla de oro la base sobre la que partió la reflexión teórica y el proceso histórico que condujo a la formulación de los derechos humanos; aunque identificar ambos conceptos es anacrónico.
La regla de oro no consiste en la afirmación de determinadas conductas o en la imposición de valores afirmativos o positivos (como sucede en las doctrinas dogmáticas), sino que preconiza una dinámica de relaciones intersubjetivas basada en el sentido común y en el principio de no agresión.
La filosofía moderna, concretamente el racionalismo, despojó a la regla de oro de su contexto religioso y la convirtió en fundamento de la ética entendida como sistema de principios universales de convivencia que todos los hombres pueden compartir. Especialmente Kant, en su Crítica de la Razón Práctica, le otorga renovado vigor en la primera formulación del imperativo categórico: Actúa de tal modo que puedas igualmente querer que tu máxima de acción se vuelva una ley universal.
Charles Darwin también la menciona con entusiasmo y admiración, como culminación y necesaria consecuencia de los instintos sociales humanos.
Por su parte, Karl Popper también se apoya en ella para justificar el ámbito de actuación de un Estado mínimo al enunciar, en La sociedad abierta y sus enemigos, su principio del utilitarismo negativo: el Estado no debe imponer afirmativamente determinadas conductas a los hombres, sino que sólo debe impedir que éstos se causen mal los unos a los otros (es decir, que hagan a los otros lo que no querrían para sí mismos...
En los años 1990 Enno Winkler desarrolló un código de ética universal, en el que la regla de oro está incluido como un mandamiento para las relaciones interpersonales en ausencia de empatía: Respete al otro como a ti mismo!
George Bernard Shaw (1898) estableció una evidente precaución a la aplicación de la Regla de Oro en sentido activo o positivo: no hagas a otros lo que quisieras que te hagan a ti. Sus gustos pueden no ser los mismos.
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