23 de febrero de 2018

Deja entrar la luz...

"Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz ''. - Leonard Cohen.
Deja entrar la luz. Esta es, seguramente, la frase que más repito en mi vida.

Agradecer toda la Vitamina D que inspiramos, de parar para no hacer nada - ese lujo tan raro, de dar mimo, de donar nuestro tiempo, de organizar la semana, de recuperar la semana, el aliento, de mantener las cosas simples, de simplificar desde el interior, de agradecer el sentido de refugio, de preparar el corazón para todo lo que viene y decirle bajito:
deja entrar la luz...




8 de febrero de 2018

Sincronicidad

Sincronicidad los llamados momentos mágicos
Jung.
¿A cuántos de ustedes no les ha pasado de estar hablando o pensando en algo y, de repente, se les aparece de frente algo o alguien que tenga que ver con ello?. Pues eso es la sincronicidad. No obstante, hay mucha gente a lo que esto le parece una tontería, como una paciente de la que escribe el mismo Jung, una joven con una mentalidad muy racional con la que le costaba progresar en el tratamiento, porque se resistía a asimilar ciertas ideas que le proponía él:
“Una joven paciente soñó, en un momento decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana. Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana. Abrí la ventana y lo cacé al vuelo.”
Era un escarabajo dorado que inmediatamente entregó a la paciente, la cual, ante lo insólito del acontecimiento, comenzó a percibir el mundo de otra manera. Lo curioso es que para los antiguos egipcios, el dios Khefri, representado como un escarabajo, es una figura arquetípica relacionada con la transformación del individuo.
Jung, además, se dio cuenta que las sincronicidades ocurrían más a menudo en períodos de cambios en la vida de las personas, como señales o mensajes en los que el sujeto percibe estar conectado a una realidad superior que engloba la suya propia. Esta realidad es la energía cósmica. La física corrobora este principio: somos un microcosmos dentro de un macrocosmos. Los elementos que forman los astros más lejanos son los mismos que forman todas y cada una de las células de nuestro cuerpo. Del mismo modo, nuestra energía y la energía cósmica son una misma cosa.
Lo curioso es que lo que Jung y otros investigadores contemporáneos han intentado explicar de forma coherente con el método científico, es lo que la espiritual tradicional ya tiene claro desde la noche de los tiempos. La energía cósmica no es otra cosa que el Pranah de los hindúes, el Ka de los egipcios, el Qi de los chinos o los “ríos de agua viva” de los que habla San Juan Evangelista.