17 de junio de 2016

Acepto lo que no me gusta de mí. También soy eso.


Hace mucho tiempo, me dije que iba a priorizar las cosas buenas que brinda la vida, en vez de acentuar o compartir las malas, sin dejar de ser consciente de que existen. Absolutamente cada uno de nosotros tenemos nuestras luces y nuestras sombras, el saber aceptarlas es lo que marca la diferencia. No me atrevería a condenar a nadie porque no es mi función en esta vida, me entristece ver situaciones que se repiten del pasado a nuestro siglo, tantos libros, documentales, redes sociales, comunicación por doquier y seguimos sin comprender que la vida nos ofrece paletas de colores aparte del blanco y negro. Desde la antiguedad hasta nuestros tiempos la palabra es la que ha movilizado a miles de personas a dirigirse hacia un camino u otro.
Hace años, en Alemania, mediante el uso de las palabras, un hombre manipuló a un país entero de gente muy inteligente. Los llevó a una guerra mundial sólo con el poder de sus palabras. Convenció a otros para que cometieran los más atroces actos de violencia. Activó el miedo de la gente, y de pronto, como una gran explosión, empezaron las matanzas y el mundo estalló en guerra. En todo el planeta los seres humanos han destruido a otros seres humanos porque tenían miedo. Esta es la razón por la cual los seres humanos nos resistimos a la vida. Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas.Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan -nos lo tomamos personalmente-, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos problemas.
La manera en que ves el mundo depende de las emociones que sientes. Siempre, lo que las personas buscan es a ellos mismos, aunque no se den cuenta. Están buscando en qué creer y ponen sus creencias en otras gentes. Pero si ponen su fe en ellos mismos, todo cambia completamente. No es necesario creer en otros maestros, en otros gurús o en lo que sea, lo más importante es creer en nosotros mismos. Nosotros somos nuestros propios gurús y no debemos depender de las opiniones de otras personas. Pero si se puede entender y tomar lo que nos sirva a nosotros y lo que no, lo dejamos. Sigo creyendo en el Ser humano que hay en cada uno de nosotros. Por las personas que cada día están ayudando a construir la paz y a poner luz en la oscuridad.

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