9 de febrero de 2017

Gracias a tu generación fue la mía.

En mi parvulario eramos como 25 chiquillas repelentes que solo hacíamos llorar porque nos habían quitado la teta y nos veíamos rodeadas de personas con hábitos grises y con una seriedad lastimosa. Eramos la generación del 71. Alejadas de cualquier contacto con la especie humana masculina.  Cercanas a las misas y a nuestro ángel de la guarda que triste, estaba, en un pequeño altar de la pared del aula.
Menos mal, que cuando llegaba a casa me enchufaba mi madre un biberón con gofio se me quitaba todíto el mal rollo y  estaba  Nancy pelirroja sentada, para despelusarla,  quitarle el uniforme de azafata, bañarla, peinarla y supongo hacer con ella todo lo que me había pasado en el cole.
Todas definimos lo que nos gustaba o no nos gustaba, con que niña queríamos estar y cuál no, lo que aceptábamos o no. En casa los hijos cumplíamos normas y en clase también, pero en los recreos y la calle...era el momento más divertido, fugaz y cruel en algunos casos. Nosotras, del disco de vinilo, cassette, walkman, en mi caso la del  sancheski, patines y bici que a medida que crecíamos, eramos las menos femeninas porque teníamos una pelota para jugar al brilé,  voleibol y baloncesto. Todo eso conseguíamos en los recreos. Nosotras  de la  época de transición en España, no  fuimos tan fugitivas que las nacidas en el 61 o el 51,  los anteriores niños  habían hecho grandes logros para conquistar lo que conseguimos nosotras. Fue la mejor época porque no teníamos otra para elegir. Siempre creemos que lo nuestro en todo era mejor. ¿Memoria selectiva? es bueno tenerla...
Ahora,  hay una generación que nos llevamos unas cuantas décadas de diferencia. Somos los observadores de su generación. Es su momento, están viviendo sus recreos y sus calles con sus ojos y su memoria. Cada generación siempre aporta e importa. Quizás no se disfrute tanto en las plazas y prefiramos tenerlos más vigilados, bajo nuestra protección, porque, somos los responsables, de enchufarles por vena el miedo de que ahí fuera nada es seguro.
Sin intención de exagerar con la observación, antes teníamos miedo a unas cosas, y ahora se tienen miedo a otras, el caso es que por miedo vamos tropezando y heredando.
No voy a negaros que sufrí, ciertas agresiones y desprecio por doquier, incluso en algún caso seguro que fui "mala para alguien", la diferencia es que afortunadamente, se denuncia, los padres no lo permiten, ya es de "valientes" poder hablar, hay grabaciones y envíos a las redes sociales de los "abusones" , vamos, ya las pruebas son concluyentes. 
Quizás esta generación acabe con cosas malas que vivimos las anteriores generaciones.
Quizás, desaparezcan, "los cotillas", "los burlones", "los abusones", "los malos".
En tiempos de etiquetas...lo dudo, aunque estoy dispuesta a que me convenzas.
Sólo deseo que sus recreos y amigos la disfruten tanto o más que las anteriores generaciones.
Siempre habrá alguien que te encuentres que no sintoniza contigo, que no te soporta, que no está dispuesto a  compartir tus ideales, que te rompa los esquemas, que te hagan sacar algo que mantienes oculto (tus sombras). Esos que necesitan utilizar otro tipo de fuerza ya sea verbal o física. Recuerda que son minoría, recuerda que puedes con ellos, que las otras generaciones te ayudamos.
Te aseguro que esas personas no borrarán los bellos recuerdos de tu generación, porque tienes tu memoria selectiva. Y tu generación será más fácil y mejor que la mía.
Siempre  los recreos tendrán algo de correlación lineal pero única en su vivencia.


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