El ojo humano tiene un ángulo muerto en su campo de visión. Hay una parte del mundo que, literalmente, no podemos ver. El problema es que a veces ese ángulo muerto bloquea cosas que realmente no deberían ser ignoradas. Y a veces nuestros ángulos muertos mantienen nuestra vida limpia y brillante. Cuando se trata de nuestros ángulos muertos quizá nuestro cerebro no es que lo compense sino que, quizá, nos esté protegiendo.
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