9 de marzo de 2012



El amor cooperativo implica a dos individuos
independientes, completos y afines que eligen
viajar la vida unidos y superar sus diferencias.
Jane G. Golderg

Un error muy difundido es creer que la independencia equivale
a desamor. El hecho de pensar que porque alguien nos "necesita",
nos "quiere mucho", es una consideración distorsionada.
El "te quiero porque no puedo vivir sin tí" es una dependencia
que más que hablar de amor, señala infantilidad y regresión, y, en
muchos casos, patología encubierta. Todo ello, en nombre del amor
y de las "buenas relaciones" de convivencia.
La independencia es un requisito que el amor requiere para expresarse
y florecer. Es algo más que una característica de la relación, se trata de
un estado de conciencia logrado por personas que ya han sido individualizadas.
Por el contrario, los niveles en los que se manipula con estrategias, oculta
inmadurez emocional y amenazas de abandono que pertenecen a modelos
mentales cuyas fases de desarrollo son más primarias. La independencia
conlleva el compartir con respeto y confianza, un respeto que si no se tiene
hacia uno mismo, difícil será que se aplique en otras personas.
Otro error muy difundido es pensar que existe un alma gemela.
Una única persona capaz de completar nuestra existencia. El alma
gemela reconoce nuestra identidad como una especie de "mitad vital"
con su siguiente mutilación idealizada. La media naranja es un mito
que alude soterradamente a la necesidad de ser complementados por una
exclusiva persona en el Universo que acabará con nuestras carencias y problemas.
En realidad, cada ser humano es completo en sí mismo. Una naranja entera
que pueda decidir vivir la vida, en compañía de otra u otras naranjas enteras.
Cada persona tiene necesidades de afecto, de pertenencia, de reconocimiento
y de autoestima entre otras, pero eso nada tiene que ver con la llegada
de un alma única en el Universo con cuyo reencuentro solucionaremos
todos los problemas. Un mito que disfraza sentimientos de dependencia
y regresión hacia aquel primer tiempo de fusión con la madre que todo
ser humano registra en su más tierna infancia.
El amor está muy lejos de ser un sentimiento que nos vincula a un ser que,
en caso de ausencia, incapacita nuestra existencia. "Dos palomas atadas de
las patas suman cuatro alas y no pueden volar". Ese "arrobamiento con cadenas"
comúnmente como amor, tal vez tiene otro nombre. Podemos llamarlo pasión,
cuya etimología equivale a "padecimiento, el que soporta". Por el contrario, el
Amor se centra en irradiar y ofrecer, tornándonos libres, tal vez porque
vive orientado a la paz serena de la persona amada. El Amor, en sus múltiples
grados de acercamiento al gran mayúsculo esencial, vive en una atmósfera
de espiritualidad, abre el corazón, y supone una bendición que nos inunda
de aventura y Gracia.
El Amor a todos los seres es un estado de consciencia transpersonal
que también puede brotar entre dos seres afines. ¿En qué consiste
ese llamado milagro a dos?, ¿acaso consiste en poder sintonizar en
el plano físico, emocional, mental y espiritual entre dos personas?
¿acaso se trata de establecer relaciones desde el mismo nivel de cons-
ciencia? Tal "puenteo a dos"habla de la sinergia y comunión que se
expande hacia el Todo mediante oleadas de lucidez y vitalidad
serena. El Amor es unidad anhelada, un estado mental de íntima
reunión y vuelta a casa.
En realidad, el Amor está dentro de cada cual y brota en la conciencia
despierta.

1 comentario:

  1. Mucho se habla del AMOR… lo has descrito muy bien en esta entrada. Muchas veces lo confundimos. Sí necesitas alguien para ser feliz… eso no es AMOR… es CARENCIA.

    Magnífico artículo Faro!!!
    Un abrazo.

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